Os voy a contar la historia de un niño que pasaba el tiempo cantando, bailando y enamorado de su padre.

En los años en que nació en su país aún se acostumbraba a poner el nombre de los dos abuelos, por aquello de equiparar, así que el bebe se encontró llevando dos nombres bien clásicos. Su madre intervino rápidamente y gracias a unos amigos del Norte, dieron al bebé un nombre coloquial más corto y sonoro.

El padre trabajaba lejos y su obligada ausencia y la sobreprotección de su abuela aumentaron la inseguridad y nerviosismo del niño, que con el tiempo aprendió a interiorizar. En el entorno familiar, el niño asumió pronto el rol de primo mayor, sin embargo, en el colegio se mostraba como un niño tímido y algo inseguro.

El ir junto a su primo facilitó un poco las cosas y poco a poco formaron un grupo de amigos con los que se sentían bien. Entrar en el equipo de baloncesto supuso empezar a descubrir lo bien que le hacía sentir el deporte y la actividad física, además de permitirle conocer a su mejor amigo y enseñarle el trabajo en equipo.

La adolescencia supuso el despertar de sus habilidades sociales y empezó a sentirse más seguro. En el instituto conoció a su primer amor. En esa época su empatía y poner los deseos de los demás por delante de los suyos le llevó a considerarse popular en su circulo de amigos que empezó a crecer rápidamente.

Su pasión por las ciencias fue conducida con la mejor intención por su padre para elegir la carrera que parecía más práctica, lo cual aceptó. Llegó a la universidad con la autoestima que da la popularidad. Destacó en la vida social universitaria, aunque llegó a disfrutar en gran medida de los estudios.

Después de realizar practicas laborales en entidades financieras, el interés de su padre le hizo recalar en la empresa familiar. Al tiempo, su inquietud interior le hizo probar fuera con la Consultoría Estratégica, pero la crisis propició su vuelta a la empresa familiar dónde acompañó a su padre y hermano durante esta difícil época.

Fruto de sus 8 años de matrimonio es su hija, una preciosa niña con la que pasa el tiempo cantando, bailando y está enamorada de sus padres. El tener que poner fin a su matrimonio fue la cosa más difícil y desgarradora de su vida. Gracias al apoyo de su familia y amigos el niño se recompuso de nuevo y disfruta la vida con pasión renovada.

 

Este niño bien pudiera ser yo mismo.

 

Paaaa…..chiiiiiiiií!

 

Patxi Giménez.

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